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Alpes Peninos:
Breithorn (4.159)
y Pollux (4.092m):
El último viaje a Alpes, se
perfilo esta
vez en la vertiente italiana, en los denominados Alpes Peninos, al
Nor-Este del
valle de Aosta, que surgen de frontera natural con la vecina Suiza. Nos
decantamos por cumbres sencillas pero muy apetecibles, desde esta
vertiente que
se encuentra menos saturada de gente que los valles suizos y franceses.
Quizás
también haga peor climatología, y
quizás por la recurrente crisis, encontramos
poquita gente (exceptuando la subida del Breithorn, que como
sabréis tiene un cómodo
y saturado acceso por teleférico desde Klein Matherhorn (Suiza).
Decidimos aventurarnos por el valle de
Ayas (Champoluc, Ayas, St. Jaques) no tan concurrido como los paralelos
y
vecinos valles de Gressoney o Breuil-Cervinia. En este valle ascendimos
hasta
La subida cómoda (se cruza la
lengua
terminal del glaciar bajo el refugio) en 3 horas con 15 kilos de peso,
no esta
mal. Desde allí el acceso al Pólux y al Castor es
directo, remontando la rampa
que da acceso al enorme plató glaciar y por el que llaneas a
Pero ya
la segunda jornada, ascender al
Pólux fue mucho más fácil, una vez
aclimatados. El pico se encuentra
directamente al norte sobre el refugio, y el acceso es muy directo,
aunque la
altura no nos deje correr. El día se estropea antes de lo
previsto y en la
trepada bajo las cuerdas, ya a las 9 nos cubre la niebla por completo y
nieva
en ocasiones.
Las maromas están bastante
congeladas y utilizamos nuestra cuerda para asegurar el paso tras dejar
rapelar
a 2 franceses. La zona es fácil, pero con hielo, nevando y
sin ver nada, nos lo
pensamos un buen rato, el justo para quedarnos helados (2º C
de temperatura
marcó el reloj). Nada mejor que moverse, escalar un poco y
llegar a la cresta
para entrar en calor. Una pena que en cumbre no viéramos
nada, auque en el
amanecer tuvimos muy buenas postales con el Castor como
telón de fondo.
Al bajar la nevada y la niebla nos
impiden tentar el Castor, que bien nos hubiera apetecido subir, pero
nos damos
con un canto en los dientes, haber hecho dos 4miles con este tiempo
inestable.
El plan de llegar a Quintito Sella y probar por el otro valle el propio
Castor
o el Liskamm se desvanece con los pronósticos de la meteo
que vemos en el
refugio (sin cobertura de móvil pero con Internet wifi
gratuito).
Así que tras 3 noches de
refugio, 2
cumbres y unas birras con los italianos, nos bajamos a turistear un par
de días
a Cervinia y al valle de Cogne, muy bonito por cierto, a los pies del
Gran
Paradiso.
Aunque no somos famosos ni lo
pretendemos, el periódico “Crónica
de las Merindades”, nos dedico una
pequeña foto y comentario en su
edición
de septiembre de 2011, gracias a la mediación de
los hermanos Fernández,
que para algo son de Villarcayo.