Panorámica del macizo del Mont Blanc desde el Lac Blanc (Chamonix, Alpes). Foto:PabloFR

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Lyskamm: Arista integral (4.527 m.)
Travesía de los Lyskamm: Cumbre Oriental y Occidental.



            Así como quién no quiere la cosa, planteé el Lyskamm como objetivo de un nuevo viaje a los Alpes. Sonaba bien, lo poco que había oído es que tenía un marcado ambiente alpino, gran montaña… de las grandes, y poco más. Yo lo dije sin mirar más. Cuando nos dimos cuenta de lo que suponía pensaba que lo descartaríamos directamente… y que va! Dijeron que sí.

        Una vez visto el panorama, “quinta montaña más alta de Alpes… una cresta de 5 kilómetros… y mira que vídeos, acojonan!!” pensaba que me había excedido en planear objetivo. Y es que la primera impresión del visionado de vídeos en internet, asusta un poquito. Y la realidad… no es miedo, definámoslo como “tensión continua”. No todo es como lo muestran las cámaras. Los macros utilizados en las famosas cámaras fijas sobre el casco, desvirtúan la imagen como un ojo de pez, y afilan la arista aún más, cuando la realidad ya es suficientemente impresionante y nos deja bastante claro que vamos a tener que caminar por el filo de una navaja durante varias horas... No hacen falta efectos visuales para la imponente Arista del Lyskamm...













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Pasarela y zonas protegidas en la subida al refugio Quintino Sella. Foto:ToniCosta.

       Este acceso y la posibilidad de ascender al Pico Castor, uno de los más fáciles de los Alpes, hace de esta ruta una opción muy recomendable a aquellos que queráis ir a los Alpes por primera vez. Cierto es que en la parte alta del valle, no hay pueblecitos de montaña típicos y con encanto, salvo el de Gressoney-Saint Jean, debido a que es una estación de esquí con modernas edificaciones la que cierra el valle (donde cogemos su teleférico para comenzar la ruta, todo hay que decirlo). De hecho no hay apenas campings en el valle de Gressoney.


Zona protegida en la cresta rocosa que da acceso a Quinitno Sella. Foto:ToniCosta.

Zona más compleja en la parte media de la arista. Foto:Rodro.
Cumbres y Arista del Lyskamm desde la subida al Castor. Foto: ToniCosta

La vista atras sobre la delgada línea recorrida y el Cervino de fondo. Foto:PabloFR














        Decidimos, acertadamente, separarnos en dos cordadas, Toni y Julián irían al Castor, mientras que Rodro y yo (Pablo) decidimos que si las condiciones meteorológicas se mantenían intentaríamos no sólo la/s cumbre/s del Lyskamm, si no completar la arista para volver por el paso del Nasso. Cuatro personas en una sola cordada no es un buena táctica para ir ágiles y seguros por una zona tan delicada.

        Madrugamos para ganar tiempo al día, y también para evitar el tumulto de un refugio lleno que casi al completo iba para el Castor. Apenas se veían estrellas, y esperábamos que el viento anunciado (40 km/h) no fuera tanto, como había ocurrido el día anterior donde las condiciones fueron mejores que las previstas, porque si no, no nos apetecía hacer equilibrismos con rachas de viento fuerte y con unos precipicios a cada lado que finalizan en sendos glaciares cientos o miles de metros más abajo.
























        Hasta el collado Oeste (Collado Felik), ruta compartida con el Castor, sin problema, y por fin las nubes se retiran con la luz del día, el Cervino despereza su imponente perfil al Oeste, y hacia el Este, unas 3 cordadas, comenzamos la arista, fácil al principio para después ganar altura en la pala más fuerte del recorrido. A partir de ahí, se estrecha la Tierra, y con ella el hielo que en gran medida se reduce al ancho de una baldosa, asoman las cornisas, y respiramos hondo hasta el próximo ensanchamiento de la arista que buscamos continuamente con la mirada. Cuerda larga y sin tensar, y con todo, disfrutando tensamente de la experiencia.


        Hasta la cumbre Occidental, las zonas delicadas son más bien cortas, evitando cornisas importantes en otros caso y siempre por el lado Suizo. En esta zona es donde más roca hay, pero nos la encontramos casi toda cubierta por el sendero de nieve dura que vamos siguiendo, salvo algún paso sobre pequeños zócalos de roca que asoman al vacío, y algún “encabalgamiento” sobre la roca que tenemos que hacer con atención.





















        Nada más abandonar la primera cumbre, hacemos un rapel en el único escalón pronunciado de la arista, gracias por cierto, a la cuerda que ya tienen puesta una pareja de Vitoria y que nos han adelantado en la pala de entrada. (incluso podría destreparse, pero el patio y el verglás sobre la roca, aconseja al menos agarrarse a la cuerda y rapelar a lo Dülfer).

        Esto nos ahorra tiempo, y tras algún que otro estrechamiento, y cornisa, tomamos la arista cimera, larga y fácil que nos deja en lo más alto del macizo, 4.527 m., cumbre Oriental y principal del Lyskamm. No nos lo podemos creer, un día espectacular, una cima preciosa, pequeña, una esbelta aleta de nieve, rodeados del macizo del Monte Rosa, su glaciar mil metros más abajo con dirección al Cervino, al Oeste toda la frontera italo-suiza destacando, el Castor, la Roca Negra y el Polux, y en una delgada línea de nieve, nosotros, en lo más alto, por un momento, nos libramos de la tensión acumulada para disfrutarlo como nunca.


        Aún queda la bajada, desconocida y en principio más “afilada” que la subida, pero con las buenas condiciones y el “Ok” que un guía nos da sobre las condiciones de la misma, nos anima a continuar la travesía y alcanzar la salida de la arista lo antes posible, hacia el collado Este, evitando cambios del tiempo, buscando la seguridad del plató glaciar.

        Si en la subida había tramos de 6-8 metros de estrechez máxima, en esta ocasión la arista se afila por momentos en una montaña rusa, donde de repente ves que quedan 20 o 30 metros hasta el próximo punto donde puedes relajarte. Tensión continua que decía antes. Pero sin más dificultades, por fin pisamos tierra “firme”, plana y espaciosa donde esta vez sí, relajarnos por completo y coger fuerzas.


Pequeñas cornisas en la zona media de la arista. Foto:Rodro.


La vista atras sobre la delgada línea recorrida y el Cervino de fondo. Foto:PabloFR

Condiciones perfectas con la cumbre principal más cerca. Foto:PabloFR
























Disfrutando de las estrecheces del camino. Foto:Rodro.




        La vuelta por el glaciar y paso del Nasso, se nos hizo larga por el cansancio, el collado a salvar nos dejó machacados, y eso que sólo son 200 m “extras” de desnivel, y finalmente entre la niebla (menos mal que había huella porque el plato glaciar es muy amplio) regresamos al refugio. (Indicar que una opción menos dura para no hacer toda la vuelta, puede ser, una vez en el plató de Lys, quedarse en esa vertiente en el refugio Niffeti).




Vertiente Suiza con la cumbre principal al fondo. Foto:Rodr.

Pala final y la cumbre al alcance de la mano. foto:PabloFR.



        Teníamos claro que el tiempo tenía que mantenerse durante varias horas, si no te puedes ver envuelto en un problema de los gordos (sólo hay una escapatoria entre cumbres) y que teníamos que ser rápidos, no precisamente nuestro punto fuerte. Al final con un ritmo continuo y las condiciones tan buenas (del hielo y del tiempo), cumplimos bastante bien con el horario, teniendo en cuenta que casi todo el rato te mueves por encima de los 4.200 m y en la vuelta tuvimos tiempo para disfrutar sin tensión. El guarda nos indicó unas 7-8 horas para hacer toda la travesía, y finalmente fueron 9. Hay que tener en cuenta que las condiciones fueron estupendas, toda la arista apenas sin resaltes de roca, (sólo un pequeño rapel como hemos dicho), y el viento fue continuo pero moderado.

        Técnicamente no es difícil pero hay que estar muy acostumbrado a la alta montaña, y moverse con seguridad y agilidad con la cuerda, para no perder tiempo en los pasos complejos, ascender con confianza, saber dejar el sendero marcado si este surca peligrosas cornisas, y asegurar al compañero cuando toca (no utilizamos seguros pero sí nos afianzábamos bien en la nieve y por turnos al pasar zonas expuestas).

En resumen, la Arista del Lyskamm, una pasada!!!







razo de una arista perfecta hacia la cumbre. Foto:PabloFR


Ultima aleta de nieve antes de bajar al glaciar. Foto:Rodro.

Bajando hacia el collado Este, se mantiene la tensión. Foto:PabloFR.





      Tras aclimatar en el Gran Paradiso, accedimos al Refugio Quintino Sella, para realizar un intento de cumbre, y es que no nos quedaban muchos más días, después de un día perdido por la lluvia junto al refugio Victorio Emanuele, y otro día perdido en viajar por el valle de Aosta. Acceder a Quintino Sella es muy divertido y entretenido, ya que necesariamente hay que trepar por resaltes de roca (perfectamente equipados con maromas, anclajes y ferralla –puente de madera incluido-) y sobrepasar una afilada arista rocosa que nos deja directamente en la puerta del refugio.




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